En la fría noche de San Juan se paralizaban tus movimientos, calles desiertas, como si sus habitantes estuviesen desaparecidos eternamente. Los mitos abundan en la zona, nuestras mentes echan a andar la imaginación, solo faltaba esa higuera como para invitar al cacho cabra en esta desolada y gélida noche de San Juan. Al fin el amanecer llegó, las condiciones eran perfectas para nuestro ritual, motivados después de un buen alimento para una buena sesión de olas, vamos en busca del maestro, Martín nuestro anfitrión en el ritual.
Fotos/Pavez
Texto/Pacheco