El Mago Negro Michael Peterson, 8 años sin una leyenda.

Michael Peterson, tres veces ganador del Bells Beach, el evento clásico de surf y uno de los mejores surfistas de Australia, falleció a la edad de 59 años después de un ataque al corazón.
Peterson será recordado por ser prácticamente imbatible en la competición a principios de 1970 y por proporcionar la imagen principal de la película icónica del surf, Morning of the Earth, en 1971.
El mejor homenaje al rebelde solitario de Coolangatta fue por parte del más grande surfista del mundo, Kelly Slater, quien una vez le dijo: “. Tu eres mejor que yo, MP”
Alto, atlético y de pelo largo, Peterson era un esquizofrénico sin diagnosticar, que se retiró de su estatus de celebridad y cayó en el mundo de las drogas antes de un período en la cárcel y en los hospitales psiquiátricos.
Más tarde encontró la paz y la convivencia con su madre en el sur de Tweed Heads. Su extraordinaria vida fue la crónica en la biografía escrita por Sean Doherty, ‘MP, La vida de Michael Peterson’, e inspiró la novela ‘La vida’, por Malcolm Knox.
A pesar de que sufría de diabetes y había estado mal de salud desde hace algún tiempo, su muerte sigue siendo un shock para el mundo del surf. “Teniendo en cuenta todo lo que la familia de Peterson había resistido y sobrevivido, tenía la sensación de que iba a estar aquí para siempre”, dijo Doherty.
Cuando estaba en el agua, todo se le olvidaba”, dijo la Sra. Watts, que estavo recientemente junto a su hijo cuando se hizo una pruebas para ver como estaba de salud . “Su vida estaba en el agua. Él podía hablar con el agua y sabía, cuando la ola se acercaba, si debía cogerla o no. Nada más le importaba cuando estaba en el agua.”
Aunque no había surfeado desde hace mas de 20 años, Peterson dijo en una entrevista para el libro ‘Bells, the beach, the contest, the surfers’, que todavía soñaba con surfear Bells Beach y Winkipop. “No me importa el frío porque se pone muy bien en la época de invierno”, dijo.
“Él era un surfista increíble y una inspiración”, dijo Ian Cairns, uno de los compañeros de Peterson, desde su casa en California. “Él tenía un gran estilo y la transición perfecta entre las maniobras. Sabía como girar y fluir, no se perdía una sección¨